Tres ideas al respecto:
Dadas las propuestas que todo currículo establece, relativa a los conocimientos que han de alcanzarse en un tiempo determinado y relativos a una formación profesional que se requiere, debe considerar para ser óptimo en su diseño el hacer que conlleva este perfil preestablecido, enfatizándose la práctica y experiencias necesarios que lo enriquezcan:
Como respuesta al programa “Pensamiento del profesor”, la práctica docente se ve en la necesidad de innovarse, dado el acercamiento de las nuevas técnicas y tecnologías. Por consecuencia la formación profesional debe cambiar. Esto persigue, en primer lugar, dejar de pensar en el docente como procesador de conocimientos, transportándolo al hacer de su profesión convirtiéndolo en componente semántico, es decir de un sabedor a un guía y actor pedagógico.
Toda acción pedagógica debe tomar en cuenta la amplitud necesaria del currículum, pues si este fuera centrado y unidireccional carecería de la acción práctica que se relaciona con la variedad de dimensiones de la actividad escolar, enriqueciendo la enseñanza del docente y permitiendo la organización conveniente del trabajo escolar. Aplicando así la teoría y la práctica. Promoviendo el proceso de investigación necesaria para dar solución a problemas específicos.
Se hace rescate necesario de la práctica, dentro del diseño curricular, como producto del descubrimiento y construcción de acciones, promoviendo la innovación a partir de la propuesta de posibilidades y búsqueda de alternativas, mismas que se han transformado según las necesidades y el hacer humano, consecuencia del desarrollo cognitivo y la necesidad de práctica, utilizando convenientemente los medios y recursos necesarios que se encuentren al alcance.
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